En este post nos detendremos concretamente en el senderismo. Porque… ¿hay una actividad más sencilla de realizar que ayude a relajarse, que permita disfrutar de tiempo de charla en familia, buena para la salud y con la que poder conocer lugares cercanos a nuestra estancia de vacaciones?
El senderismo permite conocer y recorrer el lugar de forma tranquila, saboreándolo poco a poco y ayudándote a penetrar en la historia y en la vida de su gente. Además, caminando puedes acercarte a la naturaleza y a los paisajes a tu ritmo.
El Berguedà es una zona perfecta para practicar senderismo ya que ofrece infinidad de rutas. Su red de senderos suma, nada más y nada menos, que 2.000 kilómetros que unen sus diferentes pueblos, con una selección de más de 70 propuestas de itinerarios.
Ante tal cantidad de opciones, será mejor que estéis lo mejor preparados posible para que podáis disfrutar al máximo. Aquí van algunos consejos prácticos para que la jornada de senderismo sea un éxito:
- Lleva ropa y calzado cómodos. Sin olvidar gorras para protegeros del sol.
- No te olvides de las provisiones. Agua para todos y algo ligero para picar como unos frutos secos o alguna pieza de fruta.
- Importante también disponer de un pequeño botiquín con lo indispensable: tiritas, antimosquitos, crema solar…
- Consulta la previsión del tiempo antes de salir. Nunca está de más llevar un chubasquero por si el tiempo cambia y os sorprende una tormenta.
70 opciones a tu alcance, ¿podrás quedarte con solo una?
La mayoría de caminos están señalados correctamente pero antes de comenzar una travesía conviene preguntar a la oficina de turismo porque hay algunos tramos que puede ser que no estén perfectamente acondicionados.
Aunque no queremos hacer spoiler de lo que podéis encontrar en esta zona, os adelantamos que os esperan caminos de herradura que aún recuerdan el paso orgulloso del caballero y trovador Guillem de Berguedà, o el paso de los segadores que cruzaban por el imponente Cadí. El Camino de los Cátaros, el Camino de Picasso, la ruta del Ermitaño, la ruta verde del Llobregat y mucho más.
Nos animamos y escogemos un par de rutas para hacer en familia, un plan perfecto para vivir aventuras con los más pequeños. No obstante hay una opción a medida de cada uno por lo que en este enlace os podréis descargar la información sobre las diferentes opciones para ver cuál se adapta mejor a vosotros. Número de kilómetros, tiempo aproximado de travesía, desnivel, nivel de dificultad… Encontraréis todo lo necesario para escoger.
Ruta de El molí de Gósol i Torrentsenta
Dificultad: Muy fácil
Duración: 2 horas
Distancia: 7 kms
Altitud máxima: 1.460 metros
Mapa de la ruta: mira el itinerario aqui
¿Qué veremos en esta ruta?
El Gósol era un lugar solo accesible con animales hasta la década de los 40 por lo que conserva el encanto de haber sido un sitio apartado del mundo moderno. Además de la posibilidad de conocer Pedraforca, merece la pena visitar las ruinas del antiguo pueblo, agrupado alrededor del castillo ubicado a lo alto de una colina; las ruinas de la iglesia de Santa María que al haber sido restauradas permiten subir a la torre para disfrutar de la panorámica del lugar y sin olvidar el museo conmemorativo de la estancia de Picasso en el pueblo.
Descripción:
Comenzamos en la plaza mayor del pueblo y seguimos la carretera principal dirección Saldes, hasta la rotonda de entrada del pueblo donde se continúa por la pista forestal que va a la derecha. Bajaremos junto a los campos hasta llegar al molino de Gósol. La ruta cruza el río y tras unos 200 metros comienza a ganar altura. Después de una última rampa, la ruta sale a una pista en donde tendremos que girar a la derecha para pasar junto a la casa de la Borda del Tinent. A partir de ahí encontramos un atajo que al finalizar nos reencontrará con la pista. Al pie de la pista hay unos surtidores de agua para refrescarnos un poquito. Ya falta poco para llegar a la fuente de Torrentsenta, en donde hay un merendero muy bien acondicionado con barbacoas. La vuelta se puede realizar por una amplia pista.
Tramvia de sang
Esta ruta pasa al ladito de El Jou Nature por lo que se convierte en la opción perfecta para realizar a primera hora de la mañana y estar de vuelta en el hotel para disfrutar de una rica comida y descansar un poco.
Dificultad: Fácil
Duración: 3 horas
Distancia: 9,2 kms
Altitud máxima: 810 metros
¿Qué nos permite ver esta ruta?
El tranvía de sangre de las minas de Fígols fue el primer ferrocarril minero del Berguedà. Fue construido por iniciativa de un comerciante de Calaf y servía para transportar el carbón de las minas de Fígols en Berga. Tenía una longitud de 14,5 km y comenzó a circular en el año 1871. La recuperación de un tramo de este tranvía de sangre permite realizar un agradable paseo entre Sant Jordi de Cercs y Berga. El recorrido nos permite entrar en zonas boscosas, con túneles y pasarelas de varios tipos (incluida una de cable de 35 metros). La proximidad al embalse de las Baells ofrece unas preciosas vistas del espacio.
Descripción:
Comenzamos junto a la escuela de Sant Jordi de Cercs, cogiendo la pista forestal que nos llevará a Peguera. Dejaremos esa pista para tomar un sendero a mano izquierda que baja hasta encontrar el torrente de Peguera. La ruta sigue por la izquierda donde dejaremos la traza del tren y tomaremos un camino a la derecha que nos llevará hasta la carretera de la Casanova de las Garrigues. Aquí había un puente que ya no se conserva por lo que habrá que trepar para volver a bajar. Una vez en la carretera hay que seguir bajando hacia la izquierda durante 1 km, para llegar de nuevo a la antigua plataforma del tren. A la altura del túnel de Cercs en la C-16 habrá que desviarse de la boca subiendo unos escalones para luego bajarlos y retomar de nuevo el camino. Lo mismo pasará un poquito más adelante para salvar un pequeño tramo, pero esta vez sin escaleras. Iremos a parar a la misma carretera por la que seguiremos un km en dirección sur. Al avistar unas granjas sobre la carretera tomaremos un camino a mano izquierda hasta encontrar el trazado original de la vía del tren. A partir de aquí comienza la parte más bonita y mejor conservada del camino, que solo deberemos abandonar en dos pequeños tramos para esquivar dos taludes de la C-16. Un mínimo esfuerzo que nos permitirá disfrutar de las grandes obras de ingeniería de esta ruta: puentes, paredes de piedra… hasta llegar a la carretera vieja de Cercs que hacia el sur nos llevará hasta Cal Curriu, estación final de este trayecto.
