Y esto tiene una explicación científica: es importante que el lóbulo frontal del cerebro, que es la zona responsable de decodificar lo relacionado con las interacciones sociales, se desarrolle correctamente. Y este desarrollo se produce durante los primeros años de vida, dependiendo directamente de la interacción con personas reales y no virtuales.
Pero… ¿qué pasa a partir de esta edad? ¿Qué recomendaciones hay en relación a los menores de entre 2 y 6 años? El neuropsicólogo Álvaro Bilbao, autor del libro El cerebro del niño explicado a los padres, afirma que los niños y niñas de estas edades no deben tener contacto con los dispositivos tecnológicos. No tanto por conseguir alejarse del sedentarismo y de la obesidad, sino por razones psicológicas, fisiológicas y de desarrollo que inevitablemente acabarán afectando a su comportamiento.
¿Cuánto tiempo como máximo deben estar los niños y niñas frente a una pantalla dependiendo de su edad?
La AAP, Academia Americana de Pediatría, ha creado unas pautas con el tiempo medio diario frente a las pantallas que debería pasar (como máximo) un menor frente a la pantalla.
- Hasta los dos años: Pantalla cero.
- Entre 2 y 5 años: Entre media hora y una hora al día.
- De 6 a 12 años: Una hora con un adulto delante y nunca en horas de comidas.
- De 12 a 15 años: Una hora y media diaria y teniendo especial cuidado con el consumo de redes sociales.
- Niños de más de 16 años: Dos horas al día como mucho, evitando que haya pantallas en su dormitorio.
Marta Prada, escritora y creadora del blog de educación y crianza Pequefelicidad lo tiene claro: educar sin pantallas no es solo un reto para las familias, sino también una responsabilidad social.
Alternativas a las pantallas
Los tutores, padres y madres tienen la responsabilidad, no solo de limitar el uso de las pantallas, sino de ofrecer alternativas.
¿Por dónde empezar?
Manteniendo la tentación lejos: En muchas ocasiones es inevitable que en los hogares haya pantallas pero lo ideal es que no estén a la vista y al alcance de los menores. En lugar de ello, el niño y niña deben tener acceso a opciones de juegos interesantes y de diferentes tipologías.
Predicando con el ejemplo: “Porque se educa cuando no se está educando”. Es decir, siempre. Si el adulto reduce su tiempo de uso de los dispositivos electrónicos, será más fácil, y sobre todo menos contradictorio, pedirles que lo hagan ellos también.
¿Y si llegamos a un acuerdo? Si los menores ven que forman parte de la negociación se sentirán valorados y sabrán que se les tiene en cuenta. Para una convivencia agradable es indispensable no solo llegar a acuerdos sino también cumplirlos.
Estando presentes: Si el menor se siente acompañado y cuenta con una figura que dirige el juego y ofrece alternativas, será más fácil que no caiga en el aburrimiento y que disfrute de su tiempo de ocio.
A menudo, el ritmo vertiginoso del día a día es incompatible con sacar tiempo de calidad para estar presentes y compartir horas y horas de juego. No obstante hay recomendaciones que seguro ayudarán a este reto:
- Cualquier momento es bueno para buscar tiempo de calidad. Antes de ir al cole, en la rutina de la noche, en el desplazamiento hacia algún lugar… Todos estos momentos son una buena opción para derrochar buena energía lejos de las pantallas.
- Establecer un rato al día para jugar con los peques de la casa. Convertir este momento en una rutina que debe agendarse y que tiene que ser igual de importante, o más, que el resto de obligaciones del día.
- Estar con los 5 sentidos. Con consciencia. Cualquier lugar e instante es bueno para conocer a tus hijos. De esta forma, será más fácil detectar lo que les interesa y les apasiona, para luego “guiar” sus horas de ocio hacia esas temáticas.
Una escapada de fin de semana es algo que todos los miembros de la familia agradecerán, y sobre todo los más peques. En el hotel El Jou Nature, por ejemplo, no hay televisores en las habitaciones, para que la desconexión sea máxima y para que se ponga el foco en lo realmente importante. El entorno, la ubicación privilegiada y las instalaciones están pensadas para crear experiencias familiares y ser compartidas con otras familias y grupos.
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